11 de abril de 2011

La Casa de los Cristales, lugar integrado

Al comienzo el nombre fue Kabus. Tras la última estancia invernal, me he ido impregnando de sus luces, de sus sonidos y de la importancia de las piedras y el reflejo de la luz en los cristales. Fue una inspiración. Era evidente, real, estaba dentro de la Casa de los Cristales: reflejo de luz-color. Eso transformó el concepto que estaba en mí: fue profundizar más en mi ser, porque empecé a sentir que era parte integrante de esa misma luz. Mis células se conectaban con la arena, la tierra, los animales, la escasa vegetación, dura, seca, agreste; y mi interior se llenaba de sensaciones, colorido, pureza, armonía. Tuve que salir corriendo. Llegué a un estado de extenuación, debido al trabajo, al cansancio y, sobre todo, a mi dolor e inconformismo emocional, todo ello provocado por un constante cuestionamiento: los demás tenían que ser como yo quería. Ahora, después de un mes de descanso, veo y siento de una manera diferente. El aprendizaje esta en mí. Los cristales y su luz me guiarán para poderlo realizar. ¿El qué? El ser yo misma. El ser yo misma desde mi verdad.                                                                                                                                         
Lourdes, primavera 2011

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