29 de noviembre de 2010

Suprema luz de libertad


El invierno pasado conocí Kabus, y reconocí algunos trazos de mi vida... La primera vez que oí hablar de la Frontera había llovido a cántaros. Era primavera, hace año y medio. Como decía, el invierno pasado me llegé al paralelo 30. En esa geografía me sucede algo tan curioso como sentirme extranjero donde nací y parecerme ajenos mis compatriotas, y, sin embargo, próxima la gente más desconocida. Más si habla una lengua que me es totalmente ajena. En cierto modo, he perdido mi camino en la ciudad, donde apenas se mira a los ojos; sin embargo, creo haberlo encontrado en los renglones que el viento tatúa en las laderas vivas de las dunas. 

Escribiendo esto me viene memoria de sensaciones en aquellos días a las puertas del desierto. Emociones de gran intensidad amplificadas por la desnudez del paisaje. Ningún fenómeno es puramente un dato allá; el sol de la mañana, el viento de la tarde o la conversación no son sólo circunstancias o hechos cuya regularidad convierte en rutinarias. Recuerdo el amanecer de un día, la luz creciente en las ventanas de celosías plateadas. Recuerdo el tacto de una mano, el paseo a las dunas, las largas sobremesas al sol, lás ráfagas de un violinista llamado Viento que interpretaba notas del Enigma en las ramas y foliolos de un tamarindo.

Me senté bajo uno de ellos. Sobre la arena, encontré el fósil de un caracol espiral. El aire agitaba las hojas. Escuché su siseo. Tuve sed y me comí dos mandarinas.

4 de noviembre de 2010

Kabus: viaje interior y travesía por Maroc

Kabus es la morada a la que llegan y de la que parten distintas iniciativas e ideas. Es, a la vez, un lugar de encuentro, de estancia, desde la que nos planteamos hacer diferentes rutas temáticas, para conocer la diversidad geográfica, social, cultural y artística de Marruecos. Nuestra idea es dar a conocer la geología y arqueología del país, su historia y acontecimientos culturales y artísticos, sus medinas y su vida, al igual que compartir con el viajero las vivencias diurnas y nocturnas en ruta a través de dunas, oasis y ciudades. Todo ello desde una perspectiva vital diferente y alternativa. Tanto las visitas a las ciudades como las singladuras por los mares de dunas e islas de palmeras se propondrán siguiendo los deseos y sueños de los viajeros que quieran unirse a nosotros. Nada está decidido de antemano, y todos los planes de viaje y estancia serán acordados entre todos en convivencia. 

De este modo, la ruta que te ofrecemos es orientativa, y se puede alterar y cambiar si así se desea. A continuación, mostramos una propuesta de viaje por el desierto y estancia en Kabus.


3 de noviembre de 2010

Enlazar África y Europa

Nuestro encuentro nos ha llevado a construir Kabus, uniendo y fomentando lo mejor de los dos mundos. La casa rural ofrece una oferta diversa de servicios y perspectivas vitales. Alimentación basada en productos ecológicos cultivados en nuestra huerta; variedad en los platos, tanto en la elaboración como en el especiado; diversidad culinaria y productos específicos de cada cultura (algas, especias, aceites, soja, aliños, frio-caliente); proteína animal procedente de nuestras bordas (elaboración artesanal de productos lácteos). 

La creación de esta ciudad-oasis nos ha llevado al cultivo de diferentes especies arbóreas: frutales, ornamentales, aromáticas, medicinales, etc. Las especies endémicas de la zona son, entre otras, el tamarindo, el manzano de Sodoma, la acacia y, sobre todo, la palmera datilera.

Accedemos a una geografía a ritmo lento, poco a poco, para darnos cuenta de nuestro presente vital, conectándonos con nuestras emociones, sensaciones y pensamientos en el aquí y ahora.

Kabus, "ciudad-oasis"

Kabus es la primera edificación de una pequeña ciudad-oasis, un ámbito de gran energía purusha (en sánscrito, absoluto, estado inmanifestado de la concienciaalma). El viajero hallará en su interior belleza, armonía y equilibrio a través de diferentes actividades de convivencia, viaje y autoconocimiento. En sus lindes, Kabus invita al encuentro, a la utopía ecológica, a una ética de la fraternidad y del respeto hacia el entorno y sus moradores. Kabus es un jardín epicúreo, donde la alimentación sana y la conversación serena son las bases de la convivencia que ofrece. En realidad, el desierto, y Kabus en particular, acercan al viajero al experimento por excelencia: la existencia como disfrute y aventura de verdad y amor a la vida y a sus seres. 
En este paisaje descubrimos nuestra alma. Su geografía nos invita a profundizar en el interior del ser, a la reconciliación de los tres cuerpos: físico, emocional y mental.

Kabus no es una casa rural convencional ni un espacio para el consumo inconsciente de folklore, alcohol y excursiones a las dunas. El desierto nos hace especiales, hace que vertamos los mejor de nosotros. El desierto simboliza el aislamiento, también la búsqueda de la realidad, es decir, de ambas caras de la realidad: la terrenal y la espiritual.

Kabus, lugar soñado

Aterrizo por primera vez en el desierto marroquí en enero de 2006. Enseguida me doy cuenta de que estoy en un lugar especial, por la energía, la calma, la luz, el viento susurrante, invitándome a sentir. A la mañana siguiente descubro un paisaje dorado y ondulante, que te dice "ven, ven, entra en mí". En el silencio de la noche, mi alma anhela un trozo de tierra, para poderme asentar y llevar a cabo el sueño profundo de una existencia. Así surge Kabus.

Kabus, lugar de encuentro y descanso, de intimidad con uno mismo y los demás. Trabajamos la tierra de una manera tradicional y ancestral. Utilizamos todos los recursos naturales del lugar para levantar un "oasis-hogar".